El renacimiento de los trenes argentinos
En un país tan vasto como Argentina, el sistema ferroviario fue una vez un enlace vital que conectaba innumerables ciudades y pueblos con la capital. Su apogeo llegó en 1945, cuando contaba con 45.000 kilómetros de vías, aproximadamente el doble que Francia en ese momento.
Sin embargo, en las décadas siguientes, el sistema comenzó a desmoronarse y en la década de 1990 fue desmantelado en gran medida por el gobierno de Carlos Menem (1989-99). Desde entonces, ha estado haciendo una especie de reaparición, estación por estación, aunque todavía hay dudas sobre si el renacimiento es sostenible.
Muchos trenes argentinos son increíblemente pintorescos, como el Tren a las Nubes. Esta ruta es una de las más altas del mundo, alcanzando una elevación de 4.220 metros o 13.842 pies. Es uno de los trenes turísticos más famosos del país, pero también una excelente manera de experimentar una parte de la cultura argentina, rodeado de montañas y pequeños pueblos.
A pesar de su menguante número, muchos trenes argentinos todavía transportan pasajeros. Por ejemplo, la ruta San Pedro-Buenos Aires es utilizada principalmente por viajeros que viajan a Buenos Aires por trabajo o visitan a familiares. Este trayecto dura unos 200 minutos y cuesta 1.130 pesos, o 5,10 dólares. En Nahuel Pan puedes tomarte un descanso y tomar algunos pasteles típicos argentinos y visitar la feria callejera local.
Para el jubilado Eduardo Llama, de 68 años, el regreso del ferrocarril es motivo de celebración: "Tomé mi primer tren hace tres o cuatro años y me encanta", dice. Es más barato que conducir y puedo relajarme y ver el campo".